domingo, 27 de marzo de 2016

Bitácora 2 - XXVIII

Publicado por Unknown en 22:11

Comentario Literario Lírico

Fecha: 28/ 03/ 16
Autor: César Vallejo
Poemario: TRILCE
Poema: XXVIII


En este comentario se analizará el poema “XXVIII” perteneciente al poemario “Trilce” cuyo autor es César Vallejo y fue publicado en 1922. Vallejo fue un autor peruano y su poesía se caracterizó mucho por incluir sus experiencias vivenciales en cada poema. Cada uno de sus poemarios representa una etapa específica de su vida, y gracias a esto es que podemos encontrar temas muy concretos en su poesía como el amor, el sufrimiento, la soledad, entre otros. En su primer poemario “Los Heraldos Negros”, destaca mucho el cuestionamiento de la existencia, dirigido más a un tema espiritual. Por otro lado, en el poemario “Trilce” y sobre todo en el poema a analizar, se puede apreciar una poesía dirigida a una persona en especial: su madre. Cabe resaltar que pese a que este poemario fue publicado en 1922, empezó a ser escrito en 1919, un año después del fallecimiento de la madre de Vallejo. Es por esto que en “Trilce”, se observa muchísimo a un yo poético sólo, triste, abandonado y sobre todo nostálgico. 
Además, este poemario pertenece a la corriente literaria vanguardista, la cual tenía como característica principal no respetar ninguna regla, y a pesar de su complejidad en el uso del lenguaje y recursos debido a la plena libertad que tenía el autor para redactar, se lograba transmitir el sentimiento que el autor sentía. A continuación se hará el respectivo análisis más completo y detallado del poema “XXVIII”.


Para comenzar, el tema de este poema es la soledad. El yo poético nos presenta un almuerzo, en el cual hace falta la presencia de una figura tanto materna como paterna, como se puede evidenciar en la siguiente cita: 

“HE ALMORZADO SOLO ahora, y no he tenido/ madre, ni súplica, ni sírvete, ni agua, / ni padre que, en el facundo ofertorio/ de los choclos, pregunte para su tardanza/ de imagen, por los broches mayores del sonido.” (v. 1-5). 

El yo poético nos muestra la ausencia de una madre y un padre encargados de servir el almuerzo, el cual es comparado con un “ofertorio”, pues era un momento sagrado para toda familia.
Dicha ausencia lleva al mismo autor a tener un rechazo por el almuerzo, pues como lo menciona él mismo: “Cómo iba yo a almorzar. Cómo me iba a servir/ de tales platos distantes esas cosas, / cuando habráse quebrado el propio hogar, / cuando no asoma ni madre a los labios.” (v. 6-9).  
En otras palabras, ¿cómo iba a servirse el almuerzo en una mesa que no estaba completa? “Cómo iba yo a almorzar nonada.” (v.10).

Después de estas dos primeras estrofas donde el autor nos presenta su soledad mediante la ausencia de personas, en las siguientes tres estrofas el autor nos presenta su soledad desde otro punto de vista: La experimentación de un amor ajeno. 
Es decir, por un lado el autor se encuentra totalmente sólo y sin ningún tipo de compañía, mientras que en el otro lado, está acompañado y presencia un amor. Sin embargo, este amor es ajeno y no propio, pues no es su familia ni su mesa, por lo que la soledad sigue invadiéndolo.
Como podemos evidenciar en la siguiente cita: “A la mesa de un buen amigo he almorzado/ con su padre recién llegado del mundo,” (v. 11-12); el yo poético recurre a otra familia para no almorzar sólo. Sin embargo, a pesar de la compañía, sigue sintiéndose sólo pues el amor que presencia es impropio, evidenciado en la estrofa 4: 
“El yantar de estas mesas así, en que se prueba/ amor ajeno en vez del propio amor, / torna tierra el brocado que no brinda la/ MADRE, / hace golpe la dura deglución; el dulce, / hiel; aceite funéreo, el café.” (v. 20-25).

Finalmente, el autor cierra el poema con la siguiente cita: “Cuando ya se ha quebrado el propio hogar, / y el sírvete materno no sale de la/ tumba, / la cocina a oscuras, la miseria de amor.” (v. 26-29).
Por lo tanto, el yo poético nos menciona que estando o no acompañado, la soledad siempre está ahí. En las tres últimas estrofas principalmente, el autor no solo presenta lo difícil y doloroso que es presenciar un amor ajeno, pues también nos muestra lo difícil que es para él entender que ya no tiene ese amor maternal.  


Ahora pasaremos a analizar el poema desde otro aspecto, enfocándonos en la estructura externa y recursos literarios empleados.
El poema “XXVIII” consta de 29 versos, agrupados en cinco estrofas. Al pertenecer a la corriente vanguardista, el texto no sigue ninguna regla en específico; presenta versos libres y algo que destaca mucho es el uso de una sola palabra que compone el verso en su totalidad, como es en el caso de “MADRE,” (v.23). y “tumba,” (v.28).
Por otro lado, en el uso de recursos literarios podemos destacar al polisíndeton en la siguiente cita: 
“HE ALMORZADO SOLO ahora, y no he tenido/ madre, ni súplica, ni sírvete, ni agua, / ni padre que en el facundo ofertorio/ (…)” (v. 1-3).
En este fragmento, el uso repetitivo del enlace “ni” sirve para hacer énfasis a todo lo que al yo poético le falta y ha ocasionado su soledad.

También se puede rescatar una comparación en la estrofa cuatro, citada anteriormente (v. 20-25), en la cual se puede evidenciar que el autor hace una relación entre el proceso de alimentación (es decir, el orden en el que asimila la comida) y sus sentimientos en dicho almuerzo, al entender que pese a la compañía sigue estando solo.



En conclusión, el poema comentado perteneciente al poemario “TRILCE”, nos habla de un yo poético que experimenta la soledad en su máxima expresión, pues se siente solo con o sin compañía. Esto se debe al gran vacío que dejó la muerte de la madre del autor. Además se puede evidenciar que el autor hace relación con temas como el amor y la muerte. Todos los elementos de análisis, tanto de fondo como de forma, permiten al lector entender la soledad que estaba experimentando Vallejo, y a la vez el dolor y sufrimiento al saber que no podía hacer nada para que su madre vuelva, por lo que se puede concluir que el mensaje final de este poema es saber aprovechar a las personas que amas pues una vez en la tumba, ya no hay vuelta atrás.

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