Lima, 16 de Setiembre de 2015
Querida Medea,
Te escribo esta carta
porque en lo poco que te he podido conocer, me he dado cuenta de muchas cosas y
me gustaría compartir contigo algunas dudas que tengo.
Para comenzar, sé que
eres hija del rey Aetes y por eso mi primera duda es: Sabiendo que tu padre es
el rey… ¿Por qué ayudar a un extraño?
Obviamente que tus
razones se redactan porque tu padre es egoísta, estas cansada de injusticias,
ves a Jasón como una buena persona y lo decides ayudar. Está bien.
Le diste conjuros,
hechizos, técnicas, secretos, entre otros. Son hechos muy trascendentales ya
que sin ellos, Jasón no hubiera podido conseguir el vellocino.
Volviendo al tema, te
arriesgaste. Te arriesgaste por una persona que apenas conocías. De repente te
atrajo el hecho de que supieras que era “el elegido”, o sus simples ganas de
luchar por la justicia, pero el hecho de que sentías algo especial por él no
tiene cuestión.
Por lo tanto, me
gustaría compartir contigo mi “teoría”.
Llegué a la conclusión
de que sentiste amor por Jasón. Es un poco difícil de explicar ya que en
realidad casi ni se conocían, entonces pensar en el amor no cuenta como
posibilidad. Sin embargo, yo te explicaré por qué para mí sí.
En realidad, es
simple. Es uno de los principios que se puede rescatar indirectamente de la
obra, y pues, creo yo, el simple hecho
de ver deseo de justicia te marcó.
Luego lo apoyaste
incondicionalmente ya que estabas poniendo su felicidad primero que la tuya, y
eso se llama amor mi estimada Medea.
Finalmente, me
gustaría decirte que me gustó mucho la forma en la que fuiste segura y
decidiste hacer lo que tu corazón creía correcto en lugar de obedecer a las
maldades de tu padre.
Eres un ejemplo a
seguir en cuanto a seguir a tu corazón aunque no lo creas Medea.
Espero volver a saber
de ti pronto.
Saludos,
Karla.
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